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Me gustaría dar la bienvenida a todas aquellas personas que entren en este blog, el cual hago con mi sincera opinión sobre los temas de actualidad, deporte y lo que vaya saliendo.

viernes, 24 de febrero de 2012

TODO TIENE UN FINAL



Me armé de paciencia y me senté nuevamente, y a las 7.00 de la mañana mi número salió de nuevo. Esta vez para la consulta 9, la más cercana, así que llegué allí y le dije a la médica que ya casi me estaba quedando dormido. Me contestó que estaba sola para todo el hospital. Era una neuróloga muy joven y bella también, además de amable. Después de valorar el TAC y los análisis me dio el diagnóstico. Me ofreció una cama en el hospital para mi madre, aunque me dijo que allí no merecía la pena que se quedara porque yo tendría que quedarme en un sillón y no sería bueno para la paciente. Me indicó que tomara la decisión de dejarla allí o  llevármela a casa y continuar  con el tratamiento en mi domicilio.

En mis manos estaba la decisión. Observando la gran mejoría que había experimentado mi madre 9 horas después de que llamara al servicio de emergencias médicas, y sin tratamiento alguno, le dije que me la llevaba a casa porque estaría mejor en su cama. Tras darme el informe, me mandó a la sala de espera nuevamente, pero antes de salir le dije que mi madre llevaba más de 9  horas en esa camilla y que ya le dolía todo el cuerpo. La doctora me dijo que haría todo lo posible por agilizar la espera.

Después de dar las gracias, volví a la sala de espera y me sorprendió que en sólo 10 minutos sonó el 0160. Esta última consulta sería la número 7. ¡Qué bien, ya casi estaba en casa! Ahora era otro médico nuevo quien, tras darme los informes y recetarme aspirinas en papel porque no funcionaba el sistema informático, me dio el alta.

En fin, ya se acabó. Ahora sólo necesitaba una ambulancia para su traslado. ¿Cuánto tardaría esta vez? Y aún más, ¿cuántos vendrían? 45 minutos después llegó una ambulancia de Tenorio con sólo una persona. Le pregunté si estaba fuerte, porque mi madre pesa más de 100 kilos y había que subirla por las escaleras, a lo que me contestó que pediría ayuda.

Salimos del hospital a las 8.00 de la mañana. Llegamos a mi casa y allí nos esperaba otra ambulancia con el técnico sanitario que nos ayudó a llevar a mi madre a su cama. Todo se acabó. Tras dar las gracias y despedirme, me fui a la cama yo también. Estaba reventado, no había cenado y tampoco había fumado en 11 horas.

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