Fue bonito mientras duró. Durante cuatro días me he sentido el mejor ser del universo. Era yo, y estaba trabajando todo uniformado y con corbata. La gente me preguntaba y yo les contestaba. Pero todo eso terminó, y ahora de vuelta a las listas del Inem.
Me pregunto si alguna vez fui malo. ¿Por qué ahora me cuesta tanto encontrar trabajo? Y además ha durado tan poco tiempo... que casi no lo he podido saborear. Ahora me queda el grato recuerdo de esa feria de Brenes, con su polvo en el camino, con esas luces en mis ojos y esa piedra en mis zapatos, que durante los cuatro días me ha estado acompañando sin quejarse de mí.
Pero todo lo que comienza tiene su fin y éste ha llegado para este corto viaje de un trabajador que, de no ser porque mi mente no quiere el desempleo, no hubiese aceptado un triste trabajo tan mal pagado y de tanto sufrimiento para mi cuerpo. Solo quiero decir que, desgraciadamente, hemos llegado a esta situación por culpa de malas decisiones de políticos de izquierdas y derechas y de políticas de inmigración.
Estas políticas no corresponden a un país incapaz de afrontar la llegada de mano de obra barata y unos aranceles poco adecuados para los productos de países como China que invaden nuestro mercado nacional y nos hunde más en una futura miseria en la cual las órdenes del día son embargos, desahucios y despidos (eso sin contar el tema de fraudes, ERES y corrupción de las más altas esferas). Sé que lo que yo diga no va a cambiar nada, pero yo me quedo más a gusto si escribo estas cosas que simplemente pasan día tras día por mi cabeza.
