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Me gustaría dar la bienvenida a todas aquellas personas que entren en este blog, el cual hago con mi sincera opinión sobre los temas de actualidad, deporte y lo que vaya saliendo.

domingo, 2 de junio de 2013

UNA GENERACIÓN MUSICAL Y UN SALTO EN MEDIO




Hace ya muchos años desde que, con tan solo catorce años, mi padre se lanzara a la aventura de fundar la Orquesta Martín. Él tocaba el saxofón alto y junto a un saxofón tenor, un clarinete, una trompeta, una caja y un bombo de percusión formaba el grupo. Recorrían los pueblos de la sierra de Aracena cuando estaban en fiestas, aportando la música necesaria en unos años de posguerra en los que las pocas alegrías que habían eran los bailes en las plazas, con los pasodobles y boleros típicos de los principios de los años 50.


En uno de sus viajes en aquellos trenes de madera, tras pasar por un pueblo cercano a Jabugo de donde era mi padre, llegó a Cortegana. Allí conoció a mi madre. Podría contar algunas de las anécdotas que siendo niño me relató, pero me las reservo para mí.


Pese a tener que compaginar su trabajo en telégrafos con la música, siempre la vivió con una pasión inimaginable para aquellos que no disfrutaban de ella. Esa misma pasión me la transmitió a mí. Me hubiese gustado haber sido capaz de tocar decentemente la guitarra, pero ella me negó ese placer. Aunque empecé a tocarla a una edad muy temprana, nunca me dejó sacar algo de ella de lo cual sentirme orgulloso. 



Pero el tiempo me ha recompensado de alguna manera. No es que yo haya renacido con un talento musical ahora, sino que ese talento estaba reservado para mi hijo, que junto con sus compañeros, han formado un grupo bastante bueno que derrochan en cada una de sus actuaciones la pasión que sienten por la música. Tras asistir a varios de sus conciertos y observar la mejoría y la compenetración entre todos los componentes, veo como ellos disfrutan de lo que hacen y, a pesar de que mis gustos musicales andaban por otros derroteros por ser de otra generación y de no poder ser totalmente objetivo por ser el padre de uno de ellos, me han llegado a ilusionar de tal manera que me he convertido en uno de sus incondicionales fans.



Mi padre seguramente no compartiría su estilo musical pero sí la pasión, y estaría orgulloso de ver a su nieto siguiendo sus pasos en los escenarios y en la música, esa que tan feliz hizo a mi padre mientras vivió, la misma felicidad que me llega en cada concierto que asisto. Hoy, el día en que voy a publicar esto, se cumplen 11 años en los que mi padre ya no está con nosotros. Yo no soy una persona creyente, pero ojalá sea verdad que en algún sitio, esté donde esté ahora, pueda seguir siendo feliz con su música y con la que su nieto hace, por muy distinta que sea, pero con la misma ilusión.